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General

Enfermedad de Gota

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La enfermedad de gota, a menudo referida simplemente como «gota», ha sido documentada y estudiada desde la antigüedad, siendo incluso conocida como «la enfermedad de los reyes» debido a la percepción errónea de que se relacionaba con estilos de vida opulentos. Es una forma de artritis inflamatoria que se manifiesta en ataques agudos y puede ser extremadamente dolorosa.

El origen de la gota radica en la acumulación excesiva de ácido úrico en el cuerpo. Este compuesto, que se encuentra de forma natural en la sangre, proviene de la descomposición de moléculas llamadas purinas, presentes en muchos alimentos que consumimos. Normalmente, el ácido úrico se procesa en los riñones y se elimina a través de la orina. Sin embargo, cuando existe un desbalance entre la producción y eliminación de este ácido, ya sea debido a una producción excesiva o a una excreción deficiente, se pueden formar cristales.

Estos cristales de ácido úrico tienden a depositarse en las articulaciones, específicamente en áreas más frías del cuerpo, como las extremidades inferiores. El resultado es la inflamación y el dolor característicos de un ataque de gota, con el dedo gordo del pie siendo una de las articulaciones más comúnmente afectadas.

En los apartados que siguen, se desgranará con meticulosidad cada aspecto de la enfermedad de gota, desde su patogénesis y manifestaciones clínicas, hasta las directrices más actualizadas para su tratamiento y prevención.

Descripción general

La enfermedad de gota es una forma de artritis metabólica que ha intrigado a la comunidad médica durante siglos debido a su patogenia única y sus síntomas distintivos. Esta condición se manifiesta principalmente por ataques agudos de artritis inflamatoria resultantes de la precipitación de cristales de ácido úrico en las articulaciones. Estos cristales, debido a sus bordes afilados, provocan una intensa respuesta inflamatoria cuando entran en contacto con los tejidos articulares, desencadenando episodios de dolor severo, hinchazón, calor y enrojecimiento en la articulación afectada.

Si bien es cierto que cualquier articulación puede ser el blanco de la gota, la base del dedo gordo del pie, conocida médicamente como la articulación metatarsofalángica, es la más frecuentemente afectada, lo que a menudo se denomina «podagra». Sin embargo, con el tiempo y si no se trata adecuadamente, otros sitios como las rodillas, tobillos, codos y muñecas también pueden verse comprometidos.

El ácido úrico, protagonista de esta enfermedad, es el producto final del metabolismo de las purinas, moléculas que se encuentran tanto en nuestro cuerpo como en muchos alimentos que consumimos. Algunos de los alimentos ricos en purinas incluyen carnes rojas, ciertos pescados y mariscos, y bebidas alcohólicas, especialmente la cerveza. Bajo condiciones normales, el ácido úrico se filtra a través de los riñones y se excreta en la orina. Sin embargo, si hay un desequilibrio, ya sea por una producción excesiva de ácido úrico o una eliminación inadecuada por parte de los riñones, los niveles en sangre aumentan. Una vez que estos niveles superan un punto de saturación, el ácido úrico comienza a cristalizarse, y es entonces cuando las articulaciones pueden verse afectadas, dando lugar a los síntomas característicos de la gota.

Síntomas

La manifestación clínica de la gota es tan distintiva que ha sido descrita en textos médicos desde tiempos ancestrales. A pesar de que el ácido úrico puede haber estado elevado en la sangre durante años, los síntomas tienden a manifestarse abruptamente y, a menudo, en las horas más inesperadas.

  1. Inicio repentino y dolor agudo: Uno de los rasgos más característicos de un ataque de gota es lo súbito de su aparición. En muchos casos, los pacientes se despiertan en medio de la noche con un dolor articular intenso, describiéndolo como si la articulación estuviera «en llamas». Este dolor es especialmente severo durante las primeras 4 a 12 horas, pero puede persistir en menor intensidad durante varios días.
  2. Signos inflamatorios clásicos: Las articulaciones afectadas no solo duelen, sino que también muestran los signos típicos de inflamación. Estos incluyen hinchazón (tumefacción), enrojecimiento (rubor) y una sensación de calor al tacto. El área alrededor de la articulación puede parecer brillante debido a la tensión de la piel a causa de la inflamación.
  3. Restricción en la movilidad: A medida que la inflamación se intensifica y la articulación se llena de líquido inflamatorio y cristales de ácido úrico, el rango de movimiento puede verse seriamente afectado. Las personas con un episodio activo de gota a menudo encuentran difícil, si no imposible, mover la articulación afectada. Esta limitación puede persistir hasta que el ataque se resuelva y puede ser especialmente incapacitante si se afectan articulaciones esenciales para la movilidad, como las rodillas o tobillos.

Además de estos síntomas primarios, algunos pacientes también pueden experimentar fiebre o escalofríos durante un ataque, lo que puede hacer que se confunda la gota con una infección articular. Es esencial que, ante la presencia de estos síntomas, se busque orientación médica para un diagnóstico y tratamiento adecuados.

Cuándo consultar a un médico

Si experimentas un dolor súbito e intenso en una articulación, es aconsejable que consultes a un médico. Aunque la gota es la principal sospecha, es fundamental obtener un diagnóstico adecuado para descartar otras condiciones y recibir el tratamiento adecuado. Es importante no demorar la consulta, ya que un tratamiento temprano puede prevenir futuros brotes y complicaciones.

Factores de riesgo

El desarrollo de la enfermedad de gota es el resultado de una interacción compleja entre factores genéticos y ambientales. Aunque la presencia de niveles elevados de ácido úrico en sangre es una condición necesaria para el desarrollo de la enfermedad, no todas las personas con hiperuricemia desarrollarán gota. Diversos factores incrementan el riesgo de que una persona con hiperuricemia progrese hacia un episodio activo de gota:

  1. Dieta con alto contenido de purinas: Las purinas son moléculas presentes en varios alimentos que, al ser metabolizadas por el cuerpo, generan ácido úrico. Alimentos ricos en purinas como carnes rojas, ciertos tipos de pescados y mariscos, y bebidas alcohólicas, especialmente la cerveza, pueden contribuir al aumento de los niveles de ácido úrico en la sangre. Consumir estos alimentos en exceso puede desencadenar o empeorar un episodio de gota en individuos susceptibles.
  2. Obesidad: Las personas con sobrepeso u obesidad tienen una mayor producción de ácido úrico y, al mismo tiempo, una disminución en su eliminación renal. El tejido adiposo en exceso también puede alterar el metabolismo y la función renal, contribuyendo al desarrollo y progresión de la gota.
  3. Compromiso renal: Las enfermedades renales crónicas o cualquier condición que reduzca la capacidad de los riñones para filtrar y eliminar sustancias, pueden reducir la excreción de ácido úrico, favoreciendo su acumulación en la sangre y, por ende, el riesgo de formación de cristales en las articulaciones.
  4. Medicación específica: Existen medicamentos que pueden alterar el equilibrio del ácido úrico en el cuerpo. Algunos diuréticos, que aumentan la producción de orina, y ciertos fármacos utilizados para controlar la hipertensión arterial, pueden elevar los niveles de ácido úrico en sangre, predisponiendo al desarrollo de gota.
  5. Historial familiar: La genética juega un papel significativo en la predisposición a la gota. Si uno tiene familiares directos que han padecido esta enfermedad, el riesgo personal de desarrollarla se incrementa. Se cree que ciertos genes pueden afectar la manera en que el cuerpo produce o elimina el ácido úrico.

Conocer estos factores de riesgo es crucial para la prevención y el manejo temprano de la enfermedad de gota. Las personas con uno o más de estos factores deben ser especialmente conscientes de los síntomas de la enfermedad y consultar a un profesional de salud para obtener orientación adecuada.

Posibles complicaciones

La gota es una enfermedad que puede parecer benigna debido a que sus episodios agudos, aunque intensamente dolorosos, son autolimitados. Sin embargo, si no se aborda adecuadamente y se permite su evolución sin tratamiento, puede conducir a serias complicaciones a largo plazo que afectan no sólo las articulaciones, sino también otros sistemas orgánicos. A continuación, se describen algunas de las complicaciones más importantes:

  1. Tofos gotosos: Estos son nódulos firmes, a menudo indoloros, que se desarrollan en la piel sobre áreas donde el ácido úrico se ha acumulado en grandes cantidades. Los tofos son depósitos de cristales de ácido úrico rodeados por una reacción inflamatoria crónica. Pueden ser pequeños como granos de arroz o alcanzar el tamaño de nueces. Si bien son más comunes en áreas como los codos, orejas y los dedos de las manos y pies, pueden surgir en cualquier lugar del cuerpo. Aunque por sí solos no suelen ser dolorosos, su presencia indica una hiperuricemia crónica y un mal control de la enfermedad.
  2. Cálculos renales: El riñón es el principal órgano responsable de eliminar el ácido úrico del cuerpo. Sin embargo, si hay niveles elevados de ácido úrico en la sangre, el riñón puede no ser capaz de procesar todo, lo que lleva a la formación de cristales en los túbulos renales. Estos cristales pueden aglutinarse y formar cálculos renales. Los cálculos de ácido úrico pueden causar dolor en el flanco, hematuria (sangre en la orina) y, si no se tratan, pueden llevar a daño renal.
  3. Daño articular crónico: Si bien cada episodio agudo de gota puede ser autolimitado, la repetición frecuente de estos episodios puede conducir a un daño articular progresivo y persistente. El cartílago, los huesos y los tejidos blandos circundantes pueden verse afectados, llevando a la deformidad, pérdida de función y dolor crónico. A lo largo del tiempo, las articulaciones afectadas pueden volverse rígidas, perder su rango completo de movimiento y mostrar signos evidentes de daño articular en estudios radiológicos.

La presencia de estas complicaciones refuerza la importancia de un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado de la gota. Las intervenciones médicas, junto con cambios en el estilo de vida y la dieta, pueden ayudar a prevenir o minimizar estas complicaciones a largo plazo.

Preguntas frecuentes sobre la enfermedad

Es natural que las personas tengan preguntas y dudas sobre la gota, dada su complejidad y las implicaciones que puede tener en la calidad de vida. A continuación, se presentan respuestas detalladas a algunas de las consultas más habituales:

  1. ¿La gota es hereditaria?Sí, la predisposición a desarrollar gota puede tener un componente genético. Si bien no es la única causa, las personas que tienen familiares cercanos con gota tienen un mayor riesgo de padecerla. Es importante señalar que, además de la predisposición genética, existen múltiples factores ambientales y de estilo de vida que influyen en su aparición.
  2. ¿El consumo de alcohol está directamente relacionado con la gota?Absolutamente. El alcohol, y en particular la cerveza, es rico en purinas, las cuales al metabolizarse en el cuerpo se convierten en ácido úrico. El consumo excesivo y regular de alcohol puede aumentar significativamente los niveles de ácido úrico en la sangre, elevando el riesgo de ataques de gota.
  3. ¿Las mujeres pueden desarrollar gota?Aunque la gota es más común en hombres, las mujeres no están exentas. El riesgo en mujeres aumenta después de la menopausia, momento en el cual los niveles de estrógeno, que ayudan a excretar el ácido úrico, disminuyen. Por lo tanto, las mujeres mayores tienen un riesgo similar al de los hombres de la misma edad.
  4. ¿Existen tratamientos naturales para la gota?Hay remedios naturales y cambios dietéticos que pueden ayudar a reducir los síntomas y prevenir ataques de gota. Estos incluyen la reducción en la ingesta de alimentos ricos en purinas y el aumento en el consumo de agua. Sin embargo, es fundamental recordar que cualquier tratamiento, natural o no, debe ser discutido y supervisado por un médico para garantizar su seguridad y eficacia.
  5. ¿La gota puede prevenirse?En muchos casos, es posible prevenir los ataques de gota o reducir su frecuencia. Esto se logra mediante la adopción de un estilo de vida saludable, evitando factores desencadenantes conocidos y, en algunos casos, utilizando medicamentos preventivos. La detección temprana y el manejo adecuado son fundamentales para prevenir las complicaciones a largo plazo de la gota.

La comprensión y el conocimiento de la gota son esenciales tanto para las personas afectadas como para aquellas en riesgo. La información adecuada puede guiar decisiones informadas sobre el tratamiento y la prevención.

Bibliografía

  • «Clinical Rheumatology: A Comprehensive Approach», John Hopkins University Press.
  • «Gout & Hyperuricemia», American College of Rheumatology.
  • Si deseas más información, puedes consultar el sitio web de la Arthritis Foundation.

Última revisión

08/09/2023
Versión en inglés revisada por: Equipo Médico Sanica.care
Traducción y localización realizada por: Sanita Care, Inc.

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